No es la primera vez que el Ministerio de Relaciones Exteriores brilla por su silencio ante ataques de organismos internacionales y países que pretenden a toda costa, con chantajes vulgares, trazar pautas relativas a la nacionalidad dominicana. Y es que, desde hace un tiempo hasta la actualidad se ha convertido en un depósito de botellas con un exceso de personal que recibe atractivos sueldos sin desempeñar ninguna función o beneficio para el país; ni siquiera pueden presentarse en los países donde supuestamente fueron nombrados, por exceder la cuota del personal diplomático permitido.
A la primera ministra de Trinidad y Tobago, Kmla Persad Bissessar, se le atribuye decir que la negativa a ingresar la República Dominicana al Caricom es apenas la primera salva que se dispara contra el país y que entre las opciones de represalia figura la ruptura diplomática. Es evidente que la diplomacia haitiana no usó su influyente liderazgo en el seno del Caricom para oponerse a tan ridícula penalidad y promover el canal dialogante al que se había comprometido con el gobierno dominicano.
La República Dominicana está en la obligación de reiterar su firme determinación de defender en todos los escenarios posible su soberanía, independencia y autodeterminación, sin que ni por un segundo al Gobierno le tiemble el pulso, y a la misma vez es hora de que en el Palacio Nacional se tomen medidas con respecto a las supuestas autoridades diplomáticas.
Por ENRIQUE SANTELISES VILA mas en AlMomento
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