Dos momentos muy emotivos me impactaron de Premios Lo Nuestro. El primero fue cuando Víctor Manuel recibió su premio de salsero del año. El hombre dijo que tenía cuatro nominaciones pero que él le estaba rezando a Dios para que le dieran al menos un premio porque él quería dedicarlo a la persona más importante en su vida. Lo dedicó a su papá, de quien dijo está sufriendo pérdida de la memoria y por eso Víctor Manuel le dedicó su premio ahora que todavía su padre puede asimilar y recordar las cosas. Cuando el salsero dijo: "Te amo papi, nunca lo olvides", no pude evitar sentir un nudo en la garganta. ¡Demasiado fuerte!
Pido al Señor un milagro para el padre de Víctor Manuel, para que siempre recuerde todo y siga disfrutando del amor de su hijo y su familia.
Otro momento emotivo lo vivió el auditorio cuando Lupillo Rivera cantó la canción "Ya no llores por mí,"del grupo Tercer Cielo, en memoria de su hermana, Jenny Rivera, quien falleció en un accidente de aviación el pasado 12 de diciembre.
A veces es ingrata la profesión de cantante, porque cuando un artista sube al escenario sufriendo tanto dolor por la pérdida de un ser querido y tiene que hacer su mejor esfuerzo para cantar a su público... ¡Nada fácil!
Ahora, el hombre canta bien y lo hizo de maravillas, aún cuando se notó lo tristemente emocionado que estaba. Y DICE UN LEMA DEL ARTE QUE "Pase lo que pase el show debe continuar."
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