Si la explosión de anoche, en la fábrica de fertilizantes West, en el estado de Texas, hubiera ocurrido en otra fecha es posible que no se estarían haciendo tantas conjeturas acerca de las posibles causas. Resulta casi imposible no pensar en actos terroristas, sobre todo después de lo del pasado lunes en Boston, pues los estadounidenses no acaban de reponerse del pánico que causan hechos de esta naturaleza.
Por primera vez en mucho tiempo hemos sido testigos de la desinformación provocada por el caos existente en la nación del Tío Sam. Agencias prestigiosas dando informaciones erradas, hermetismo en los cuerpos investigativos estadounidenses, incertidumbre general en la población civil… Sumamente serio.
El alcalde de West, Tony Muska, dijo a los medios que se está trabajando en visitar todas las residencias de los alrededores en busca de posibles víctimas que no hayan podido salir a recibir ayuda. El vocero de la policía, Patrick Swanton, se apresuró a decir que todavía no hay indicios concretos que revelen la causa de dicha explosión, que no puede descartarse que fuera un accidente industrial ni tampoco el que haya involucradas manos criminales.
Recientemente fue emitido un comunicado, de la fábrica de fertilizantes West, en el que se aseguraba a las autoridades de medio ambiente de esa comunidad que no existía peligro de incendio en la industria y que lo peor que pudiera ocurrir sería algún escape de gases provenientes del amoniáco utilizado en dicha fábrica. Estas declaraciones ponen a más de uno a especular sobre que es exactamente lo que ha ocurrido en Texas y que hasta ahora, según cifras extra oficiales, ha cobrado la vida de más de medio centenar de personas.
Esperemos que impere la calma en la nación estadounidense y pronto tengamos informaciones veraces sobre todo lo acontecido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario