Casas destruidas por las olas del mar en Puerto Plata, vuelos suspendidos en los aeropuertos dominicanos, inundaciones en Nagua, cientos de evacuados, muchas lluvias y grandes sustos ha sido lo que Irene ha dejado en suelo dominicano. Y eso, que no pasó el ojo del huracán por nuestro territorio sino como a cincuenta kilómetros del mismo.
Todavía sigue lloviendo y las ráfagas de viento siguen surtiendo efecto, pero tenemos razones de sobra para darle gracias a Dios de que siempre nos cuida… definitivamente somos una nación bendecida.
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