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viernes, agosto 12, 2011

Chivito de mal agüero.










Esta es una historia más del chivito sanjuanero, aquel a quien nadie quería por desgarbado, estrujado, chiquito, flaco y feo. De nada le había valido al chivito Panfilo caminar a pie hasta la basílica de Higüey con tal de conseguir llegar al poder, parecía que todo el mundo estaba en contra de él. Contrarios, aliados, neutrales e imparciales, todos tapaban sus narices cuando el chivito pasaba, sencillamente a todos le apestaba.


Fueron todas esas vicisitudes las que llevaron al chivito a tomar la decisión de lanzarse al mar Caribe amarrado de un peñón. Ya estaba preparado a orillas del malecón cuando escuchó la voz de otro chivo manganzón. ¡Panfilo, chivo err carajo! Gritó con acento sureño. ¿Qué e' lo que te pasa m'ijo? ¡Suelta ahora mismo el peñón!. Panfilo, emocionado vislumbró su salvación, ¡Molondrón, chivo adorado! Dame un abrazo bribón. Pero era torpe el chivito y, dando un brinco de emoción, olvidó soltar el nudo de la soga y se fue al agua con todo y peñón.


Molondrón, el otro chivo, se tiró corriendo al mar, y masticando la soga consiguió al chivito salvar. Salieron del agua y se sentaron a chivear, digo, a platicar. Chivito le contó a su amigo las amargas decepciones que la vida le brindaba. Después de escucharlo, Molondrón le contestó, chivito eso no es nada. Sacó un velón de colores y se lo pasó al chivito, mira, coje pa' tu casa, préndelo esta noche y listo. Le aseguró que su mala suerte había llegado al final, y antes de despedirse se volvieron a abrazar.


El chivito estaba chivo pero su velón prendió, tan cansado se sentía que de una vez se durmió. No supo cuanto tiempo pasó pero el incendio lo despertó. Su casucha ardía en llamas y el fuego se propagaba, ni corto ni perezoso se tiró por la ventana y vio como otras casas también se quemaban, mientras la vecindad completa el fuego apagaba.


¡Esto es culpa del chivito! Todos a una gritaban, y sin pensarlo dos veces le entraron a patadas. El chivito gritaba y se lamentaba ¡Guay, esta mala suerte mía, no se me quita con nada!



Moraleja de esta historia: El chivito sanjuanero nació para perder, por eso nunca, nunca, nunca, llegará al poder.


Temas relacionados: Elchivitoyelleón.


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