El poeta Josué llega contento al parque donde Enriqueta, niña bonita y coqueta, aguarda sentada en una banqueta.
Poeta: Buenas tardes hermosa damisela. Su hermosura es ornamento que engalana esta tarde de primavera.
Enriqueta. ¡vaya, vaya, si es Josué el poeta.
Poeta: sí, adorada Enriqueta ¿permitiría su merced que me sentara a su vera?
Enriqueta: el parque es libre, poeta. El parque es libre, siéntate donde quieras.
Poeta: (sentándose al lado de Enriqueta) Hay que reconocer Enriqueta, que la más bella rosa del parque no alcanza la perfección de tus ojos esplendorosos.
Enriqueta: ay poeta, de esas cosas yo no sé. Mi mamá dice que con palabritas se queda vacía la barriguita.
Poeta: Enriqueta, musa querida, por complacer tus deseos de sol a sol trabajaría, te dedicaría una poesía nueva cada día.
Enriqueta: Yo de esas cosas no sé. Mi papá dice que el sol daña la piel y que la primera ley de vida es buscar con que comer.
Poeta: el sol de mi vida serías, si quisieras que yo te quiera… serías mi sol, mi luna, mi estrella.
Enriqueta: una estrella quiero ser, pero en Hollywood. Periodistas, fotógrafos, chofer, guardaespaldas….
Poeta: Si fuera yo la alfombra roja para que sobre mí caminaras, adoraría tener sobre mi cuerpo tus pisadas.
Enriqueta: poeta ¿cómo te digo? De esas cosas no sé nada.
Poeta: dulce Enriqueta… (se interrumpe al escuchar música en volumen muy alto).
Caimito: (bajando el cristal de su yipeta y hablando a Enriqueta)Enriqueta, chulería, quiere' ir pal malecón a darte unas frías en la yipeta mía.
Enriqueta: esas rimas sí que riman… ¡Cómo riman! (de un salto se pone de pie y se monta en la yipeta sin mirar atrás ni despedirse del poeta).
Poeta: el amor y el interés se fueron a beber frías, y más pudo esa yipeta que toda mi poesía. Total, no me convenía.
Moraleja: acerquemos a nuestros hijos al arte y la cultura, alejémoslos de los vicios, eduquémoslos apropiadamente y tendrán una vida más saludable, íntegra y pura.
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