Jueces de San Cristóbal protestan por destituciones y nombramientos.

San Cristóbal conoció ayer una cara diferente de sus jueces. No fue posible que sus tribunales tuvieran audiencias, porque los magistrados estuvieron en huelga. Y parece que va para largo. Sus manifestaciones de protestas contienen dos puntos primordiales: la oposición de los jueces de San Cristóbal a la destitución de dos de sus colegas, una de estos por alegados problemas mentales que los jueces niegan; el otro punto es la imposición y nombramiento de dos jueces llevados a S.C. desde San Juan de la Maguana, en una maniobra que los jueces atribuyen al senador sanjuanero Félix Ramón Bautista, y de quien dice ellos que solo busca hacerse un traje a su medida en los tribunales para el inminente juicio que el senador tendrá que enfrentar ante la justicia dominicana. Ellos entienden que en todo caso deben ser nombrados jueces sancristobalenses.

Yo veo bien que los jueces defiendan sus derechos, pero no me agrada verlos en una posición de protesta común y corriente, como si fueran ciudadanos comunes, porque no lo son. Los magistrados tienen que exigir sus puntos, los cuales considero justos, de tal manera que conserven, ante la ciudadanía, el honor y prestigio que exigen sus posiciones en la sociedad. Que el pueblo vea en ellos una manera inteligente de protestar, que sean ellos el ejemplo a imitar, que no se rebajen al tradicional grito de consignas y enfrentamientos verbales y hasta físicos con la policía. En fin, que reclamen todo lo que ellos entiendan que merece ser escuchado y corregido, pero que lo hagan con altura, con inteligencia y de una forma novedosa, diferente y respetuosa. Que presenten pruebas que sustenten sus alegatos, que de eso ellos saben. Pruebas concretas, que estén por encima de toda duda razonable. Que vayan a los medios y expongan claramente todo lo que está sucediendo y que el pueblo se entere de sus denuncias sin verlos gritando ni forcejeando con la fuerza del orden. Una marcha hacia la Suprema Corte donde le entreguen al titular de este organismo un pliego contentivo de sus reclamos y exigencias, junto a las pruebas que antes mencioné. Sobre todas las cosas, que no olviden nunca su misión y posición en nuestra sociedad. Eso es primordial.