Quizás ahora los dominicanos comenzaremos a entender la gravedad de tener mano suave con el caso haitiano. No es asunto de obedecer intereses internacionales que nos perjudican, por el contrario, lo que tenemos que hacer es proteger nuestros propios intereses. Esa medida haitiana de cerrar su frontera al comercio avícola dominicano es la mejor muestra de que nosotros, los dominicanos, hemos sido demasiado permisivos con esa gente. Ya los aliados de Martellí habían declarado que sus intenciones eran las de propiciar la apertura de la frontera para que ellos pudieran entrar y salir libremente de nuestro suelo, eso fue cuando estaban haciendo campaña presidencial en su país, entonces ¿De qué nos sorprendemos?
No existe ninguna sorpresa, la intención de los haitianos siempre ha estado clara: ellos quieren nuestra tierra, quieren debilitar nuestra economía y desestabilizar todo lo nuestro, para seguir con su invasión interminable. Si fuera por mí, mañana mismo saco de aquí a todos los haitianos y los mando para su país.
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