Leonel, Danilo y la invasión haitiana.

Muchas veces me gustaría poder evitar el juzgar la mala administración de los gobiernos del PLD. Como creyente que soy de la fe cristiana, a menudo reflexiono acerca de la posibilidad de considerar a individuos como Leonel Fernández, todos sus cómplices, incluido Danilo Medina, como a personas que también son hijos de Dios, orar por ellos y pedir al Creador que toque sus corazones para que dejen a un lado la indolencia que los ha caracterizado desde que Balaguer cometió el terrible error de promover a Leonel al poder. Honestamente, cada día me convenzo más de que con esta gente no se puede esperar nada bueno. Entonces viene a mi mente la semejanza que tienen con Judas, que por unas monedas vendió a Jesucristo a los poderosos fariseos, y lo comprendo todo. Sí que lo comprendo.

Leonel, Danilo, y el resto de sus cómplices son como Judas. Dispuestos a venderse al mejor postor en cualquier momento, individuos indolentes al dolor ajeno, capaces de disfrazar su iniquidad con podridos discursos con los cuales pretenden ocultar su maldad. Leonel y los suyos se enriquecieron a costa de nuestro patrimonio. Pasaron de paupérrimos a poderosos en un abrir y cerrar de ojos, a costillas del pueblo dominicano. Por eso hoy tenemos que soportar la invasión haitiana que Leonel permitió, solo para congraciarse con las potencias que desean fundirnos en una sola nación con los haitianos; por eso Danilo no toma las medidas necesarias para hacer respetar nuestra soberanía, y sigue permitiendo que los haitianos nos sigan invadiendo y faltándonos el respeto con arbitrarias medidas que perjudican nuestro comercio ; por eso nuestras calles están llenas de haitianos por todos lados mientras los peledeístas en el gobierno se quedan de brazos cruzados, porque hacer lo que procede es correr el riesgo de ponerse en malas con las potencias ante quienes ellos viven arrodillados. ¡Así no somos los dominicanos!

Es por eso que no apoyo los desgobiernos del pld, a menos que demuestren con hechos que pueden comportarse como hombres y que están dispuestos a defender nuestra soberanía. Mientras eso no suceda, no voy a quedarme callado. Aunque mi voz retumbe en el vacío, aunque sea el último dominicano que esté dispuesto a defender lo que es mío… No voy a quedarme callado. Quiero que mis hermanos dominicanos entiendan que no tenemos que soportar esta invasión haitiana, no tenemos que soportar que hombres flojos gobiernen nuestra nación y sobre todo no tenemos que soportar seguir viviendo en medio de esta podrida corrupción. Lo seguiré diciendo, sin descansar, hasta que cambiemos nuestra realidad. En el nombre de Cristo, así será.