Al ciudadano dominicano, al igual que a cualquier otro ciudadano de una nación libre, le corresponde el deber y le asiste el derecho a propugnar por una sociedad equitativa. Vivir en democracia significa que el pueblo ejerce el predominio en todo lo concerniente al Estado Gobierno.
La igualdad comienza con la educación. Un país determina su desarrollo de acuerdo a la preparación y el conocimiento de sus ciudadanos.
Cuando se exige algo tan importante, como lo es una mayor inversión en educación, la única acción a tomar es el cumplimiento de dicha exigencia. No es asunto negociable. Si se hace de cualquier otro modo, entonces no es una democracia.El pueblo dominicano no debe interrumpir su reclamo hasta que sea escuchado, hasta que sea cumplido. Esos corillos electoreros, con los que se pretende embobar a incautos, no deben ser un motivo para dar tregua.
Todos los presidentes, el que está y los que vendrán, tienen que acatar el dictamen del pueblo soberano. Lo mismo va para los congresistas.
¡Queremos una mejor educación!
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