La igualdad inicia con una forma de vida digna. Los arrabales que bordean el río Ozama no tienen razón de ser, deben desaparecer. Ningún dominicano puede, ni tiene que, vivir en condiciones similares. Nuestra capital tampoco merece exhibir semejante escenario. Lo que merece Santo Domingo, ciudad primada de América, es que se transforme toda la orilla del Ozama y se convierta en una extensión del malecón . El turismo y la economía de Santo Domingo aumentarían significativamente con ese pequeño cambio.Toda esa zona sería una dinámica plaza comercial, un sitio ideal para la filmación de películas y videos, una oportunidad de crear un nuevo pulmón para nuestra ciudad mediante la siembra de árboles en toda la ribera del Ozama.Lo principal es que el desahogo del tránsito de vehículos de motor dentro de la ciudad se reflejaría en mucho menos consumo de combustible.
Ambas márgenes del río Ozama deben ser rescatadas y hacerlas brillar esplendorosamente.
Que trabajen en conjunto; Medio Ambiente, Obras Públicas y los ayuntamientos del Gran Santo Domingo. ¡Eso es progreso! Lo demás es cuento.
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