Todo este asunto de los peloteros envueltos en escándalos esferoidales me parece una cruel injusticia. Nombres de atletas dedicados y esforzados a entretener al pueblo, en base a su talento y habilidades deportivas, pasarán a la historia con una mancha indeleble en sus carreras por la actitud irracional e irresponsable asumida por las autoridades estadounidenses en este asunto.
En 1989 leí un artículo que salió en uno de los periódicos del estado de Nueva York y que revelaba datos asombrosos del consumo de esteroides y otras drogas de parte de los jóvenes estudiantes desecundaria. Según el escrito, el 65%de los encuestados admitió haber consumido algún tipo de drogas durante su edad escolar. Una gran cantidad de estos jóvenes confesó tener conocimiento de los esteroides y de cómo obtenerlos. Si la sociedad norteamericana no tomó cartas en el asunto en ese entonces, ¿Por qué enlodar los nombres de estos esforzados atletas?. Lo ideal hubiera sido que se les brindara el respeto que merecen y se les solicitara ayuda y colaboración para llevar un mensaje positivo a la población juvenil del mundo acerca del uso de los esteroides. Es algo así como reunirlos a todos, los peloteros sospechosos de haberlos consumido, y decirles: "o.k. muchachos esta es la historia, ya sabemos que ustedes han usado esta basura, lo que queremos es advertirles de las nuevas leyes federales sobre el tema. No presentaremos acusaciones contra ustedes, en cambio tienen que comprometerse a trabajar con nosotros en una campaña de prevención y erradicación del uso y abuso de esteroides." Así debió ser. Pero no fue así.
Hoy; Barry Bonds, Mark Mc Gwire, Roger Clemens, Andy Petite, Jason Giambi, Miguel Tejada, Rafael Palmeiro, Manny Ramírez, y algunos más, llevan en sus espaldas la pesada marca de tramposos. La ironía es que todo el mundo sabe que los esteroides se vienen usando hace tiempo. Los peloteros simplemente han sido los chivos expiatorios con los cuales intentar cambiar una realidad que data de mucho tiempo atrás. Las autoridades norteamericanas, la oficina del Comisionado de grandes ligas, el congreso estadonidense, todos, deben reformular sus estrategias para limpiar el deporte del uso de drogas, si esa es su verdadera intención.
El béisbol ha otorgado demasiados beneficios a la sociedad del tío Sam. Ojalá no tengan que lamentar luego los errores que siguen cometiendo hoy. El intento de curar podría resultar más caro que la enfermedad.
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