La primera vez que escuché hablar del médico italiano César Lombroso y su teoría de que a través de la fisonomía del individuo podía determinarse cuales seres humanos calificaban como criminales, me pareció un chiste. Sobretodo porque, como cualquiera puede imaginar, las características señaladas por Lombroso, y que describían al criminal nato, eran muy alejadas de lo que él y sus amigos representaban.
Aunque dichas teorías fueron descartadas de la criminología hace tiempo, a veces pienso que Adolfo Hitler tomó muy en serio a Lombroso y decidió que en la tierra sólo quedaría la raza perfecta. ¡Cero gente fea!
Hace un tiempo me enteré de un libro titulado "Freakconomic" (publicado en el año 2005) cuyos autores, Steven Leavitt y Stephen Dubner, plantean la hipótesis de que el índice de criminalidad descendió en Nueva York principalmente debido a la aprobación de la ley que permitió que los abortos fueran legales. Según ellos (el primero economista y el segundo periodista, profesor de inglés y rockero), el hecho de que se redujo la cantidad de niños no deseados que nació en N.Y. influyó directamente en que hoy haya menos crimen en la gran manzana.
Pero el siglo XXI no es el siglo XIX, Nueva York no es Italia, ni el grado de educación en 1870 se compara con el del 2005. Los autores tuvieron que retractarse más de una docena de veces ante las decenas de estudios que refutaron, de manera efectiva, sus empíricas investigaciones. Aún así sus libros se convirtieron en Best sellers en la tierra del tío Sam.
El asunto es que yo también tengo derecho a presentar mis propias teorías sobre la sociedad moderna. Después de años de estudios, viendo muñequitos en la televisión, he concluido que los dibujos animados son los culpables de que las mujeres piensen que los hombres somos malos.
Y analizo: Batman, supermán, el hombre araña… ninguno tuvo mujer. Uno enamorado de una reportera, su compañera de trabajo, la que no le conocía cuando los lentes se ponía y sin embargo suspiraba al verlo con su traje azul y rojo y su melena despeinada. Como si ser serio y ordenado es un pecado.
El otro, millonario, con un batimóvil que hacía de todo, y solamente lo vi una vez suspirar por una mujer… ella era mala y él… a la cárcel la enviaba… la veía alejarse, por policías escoltada, de nuevo suspiraba, daba la espalda y se marchaba… Gatúbela, así se llamaba.
El tercero era peor, trepando paredes como si en Villachica no existieran mujeres… viviendo solo, en un pequeño apartamento, como el pan chiquito que nadie quiere.
Superhéroes que sabían nada de mujeres.
El otro lado de la moneda lo representan Pedro Picapiedra, Pablo Mármol y George Jetson. Piense nada más en esos tres personajes; tres individuos que se pasan la semana entera trabajando para mantener a su familia, Pedro es gordo, bocón, inculto y tiene que esconderse de Vilma hasta para ir a jugar boliche. Pablo es un tapón de bañera, mal talla'o y también gobernado por Betty y de George Jetson, ni hablar, más estúpido no puede ser un hombre y… ¡Que figura! El prototipo del hombre sedentario moderno, al cual la esposa, Jane Jetson, le quita todo el dinero para irse de compras.
Para colmo sus esposas siempre tan bellas y flamantes.
¡Está claro! Con sus ejemplos influenciaron nuestras mentes de tal manera, que hasta el día de hoy, todos los que crecimos viendo esos muñequitos: o viven solos como Batman, Supermán y el Hombre Araña o por el contrario, son bebedores y mujeriegos, para no ser gobernados y maltratados como Pedro Picapiedra, Pablo Mármol y George Jetson.
Mi estudio también concluye que esos muñequitos son manipuladores y ultra derechistas capitalistas. Todos los personajes (excluyendo a Supermán, que era de otro planeta) son maltratados e insultados constantemente por sus jefes. De esa manera el sistema capitalista se aseguraba de lavar el cerebro de los hombres de bien para que soportaran todos los atropellos en el ámbito laboral. ¡Como resultado, las sociedades modernas tienen a hombres que ganan un salario de miseria, son insultados por sus jefes y por otro lado, los que se resisten a tal situación, prefieren ser independientes, trabajar por su cuenta y ser sus propios jefes (cuando llegan a tener empleados también los insultan y les pagan poco).
Después de este estudio tan genial, el cual pretendo publicar próximamente ante la academia de ciencias, espero ser premiado y admirado como los autores de "Freakconomics" o ¿Quién sabe? A lo mejor me declaran el padre de la sociología moderna.
Por si acaso alguno de los que no crecieron en los 80's pretende estar a salvo de la influencia negativa de los muñequitos, que esperen a que termine con mi estudio de Homero Simpson y Bob Esponja.
¡La misma pela!
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